SiCKO (2007) - Crítico del US Health Care System ...[versión en español]

sábado, 23 de diciembre de 2006

COVE: Estigmatizar menos y trabajar más.

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Crear sin desfallecer
Orientar mejor
Vigilar más
Entronizar menos? (Entremeterse más!)
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1. Preliminar

Ciertamente el Comité de Vigilancia Epidemiolóica (COVE) de Tunja no se ha desarrollado en tantos años -quizá como en muchos otros municipios e instituciones de salud de Colombia- ni ha podido generar la capacidad de discernir entre lo que es de interés público, lo que requiere intervención urgente, lo que hay que adaptar para dar cumplimiento, y lo que significa el catapultar acciones sin ton ni son.

2. La Experiencia Personal: el sistema de vigilancia en un municipio, capital de departamento (Tunja, en Colombia)

2.1. Sobre las actividades ante el COVE

Por el año 2003, se me permitió liderar y generar un marco de referencia para la acción en Vigilancia de Salud Pública, que terminó como producto con el trabajo integrado de los 17 representantes institucionales que en ese entonces asistian -un número pocas veces logrado por alguna convocatoria del COVE-.

Con ellos se definieron cinco temas críticos para que el municipio enfocara sus prioridades:
  • IRA (infeccion respiratoria aguda),
  • Infección por VIH,
  • Accidente Rábico,
  • EDA (enfermedad diarreica aguda) /ETA (enfermedad transmitida por alimentos), y
  • Suicidio.
Naturalmente se asignaron responsabilidades para continuar su desarrollo. Gran trabajo, pero con poco resultado al faltar la continuidad necesaria en los meses subsiguientes, terminando por ignorarse los contenidos en los años posteriores.

2.2. Las acciones de campo

De la misma forma, en las actividades de vigilancia asociadas, se pretendió involucrar otros grupos que en ese entonces trabajaban bajo la premisa de prevención de la enfermedad y promoción de la salud: quijotesca labor! De nada valió demostrar en la práctica la detección efectiva como sistema, que se diera la alarma oportunamente y se interviniera técnicamente p.ej. en cada uno de los distintos brotes que se presentaron:
  • Los de varicela en escuelas y centros de cuidado infantil, demostrando que no se requiere el cierre total del establecimiento con beneficio para los chicos y sus familias;
  • Los de hepatitis viral, en nucleos definidos, demostrando que las actividades de mapeo apoyan la prevención sobre barrios completos, y que el estudio puntual de casos puede ser necesario;
  • Las intoxicaciones via alimentos, donde la contención efectiva de un brote de salmonellosis (s.typhi) hizo evidente la importancia de un sistema bien implementado con respuesta y apoyo inmediato de grupos de control ambiental y de alimentos: en cerca de 50.000 habitantes, solo 29 casos se presentaron. El manejo que se dio al caso, silencioso pero efectivo, evitó el pánico poblacional y llevó a que se contuviera el brote en un solo punto de esta ciudad de mas de 200.000 habitantes.

Sobra decir que tambien estos eventos dejaron al descubierto debilidades y fallas importantes en el desarrollo del sistema de prevención y control sobre las personas y el medio ambiente. Poco a poco y a pesar de ello, demasiado pronto para mi gusto, el grupo así creado se desmontó por la misma administración que lo vió nacer, siguiendose desde entonces y hasta el dia de hoy, aquella vaga linea previa de trabajo individual, cuyas metas numéricas seguirán fuera de contexto y sin poder orientar un impacto real.

2.3. Resumen de la experiencia

Recibir un sistema de vigilancia que venia funcionando con unos parámetros mínimos de notificación y control, más gracias al entusiasmo del responsable de turno y a la presión que ejerce el sistema de vigilancia departamental, que como resultado de políticas municipales definidas, y luego volcarlo hacia el futuro a partir del desarrollo de un plan de acción integral centrado en tres ejes (diagnóstico permanente, intervención temprana y oportuna, y control de impacto y resultados), algo que la ciudad no conocía hasta entonces, resulta necesario mencionarlo aunque -como se dijo-, resultara efímero en la práctica.

Implementar este plan, que incluía el desarrollo de un importante centro de investigación en salud pública, el mejoramiento de la infraestructura de información, y la ejecución de más acciones de campo y menos de escritorio sobre áreas críticas de la comunidad (como docentes y padres de familia en escuelas y jardines infantiles, juntas de acción comunal, y con la misma gente en sus barrios), no fué ni es tarea fácil.

El uso de recursos como TV local, prensa y radio, sigue siendo algo importante pero definitivamente no lo único por hacer. La intervención directa en campo apoyada por un diagnóstico certero y dinámico, es en definitiva lo que hace la diferencia frente a los sistemas de vigilancia que se quedan con el mínimo exigido.

Por otra parte, si uno pretendiera medir el impacto de los millones de pesos invertidos constantemente en campañas y actividades de "educación y promoción de la salud" diseminadas sin dirección adecuada ni metodología real, y muchas veces hasta sin la vitalidad requerida, sólo encontraría reportes de "cumplimiento satisfecho" generados al alcanzar la meta numérica de "charlas y talleres" que quien sabe de que manera alguien identificó previamente como adecuada, estableciéndola sagazmente, y de manera inflexible frente a las evidencias de la realidad.

3. Conclusiones

Debe reconocerse que la integración entre programas de vigilancia epidemiológica y de salud pública, con aquellos de promoción y prevención, y los que promueven la atención del medio ambiente, es la clave del asunto.

Pero cualquier sistema de vigilancia, de promoción y atención a las personas y al medio, realmente es creado y desarrollado por las personas. Su fortaleza técnica y científica, su calidad humana, flexibilidad mental, capacidad para la improvisación bien entendida, el conocimiento de lo actuado, y la autocritica adecuada junto al deseo de mejorar el entorno y desarrollarse a sí mismas como actores, son atributos deseables en esas personas y viene a ser lo que realmente impacta en la evolución del sistema como tal, permitiendo que sus resultados tengan alto, bajo o ningún impacto para la sociedad que los vive, aunque se auto-califiquen de excelentes o muy buenos por indicadores mal concebidos.

Ignorar esto es pretender que nunca pasa nada y que cualquiera puede hacer la tarea; y si adicionalmente se le suman actitudes ya conocidas como la falta de interés o apoyo del gobernante de turno o su representante para el sector salud, junto a la ausencia de un control técnico real que mida impacto a mediano y largo plazo, la existencia del facilismo administrativo, y hasta el afán de figurar -entre otros vicios posibles-, tenemos un preocupante mapa local donde se debe desarrollar una actividad de responsabilidad social, sectorial y de continuidad para vislumbrar el control técnicamente llevado y el alto impacto siempre bien deseado.

Aquí es donde el COVE "COmite para la Vigilancia Epidemiológica", -tanto el institucional como el equivalente municipal-, entra a jugar su rol, perdido hace tiempo.

Su participación debe ser activa, su desarrollo dinámico y su juego limpio pero eficiente; debe reconocer que la fuerza de sus acciones está en lo organizado de su proceder. Bien concebido, puede ser el instrumento siempre deseado que apoye al gobernante de turno, asesorando al secretario de salud -o en otro nivel, al gerente de la institución- para que su plan de acción tenga una razón de ser adicional, y se revitalize.

Mientras esto no se dé, el resultado real seguirá saltando a la vista: un municipio que sigue con riesgos desconocidos en salud, acogiendo más población, y con una pobre respuesta a los problemas de salud pública que francamente nos mantiene vulnerables. Y no todo es por falta de plata...

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